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LAS MALAS LECTURAS 293 -Pues lo que dirías á tus hijos en esa ocasión, di- telo 4 tí mismo, que bien merecido lo tienes. El hombre no vive de solo pan, amigo Pancracio; el pan és el ali- mento del cuerpo, como la verdad y la buena doctrina lo es del alma. Y así como sería un bruto según tú di- ces) el que quisiera comer indistintamente toda clase de manjares corporales, nocivos Ó buenos, así debe ser también tenido por bruto todo el que indistintamente apacienta su inteligencia con doctrinas buenas Ó malas, leyendo el primer papelucho que le viene á mano. Y así como nadie puede negar á un padre el derecho que le asiste para prohibir á sus hijos una comida que los en- venenaría, así nadie puede negar á un ( bispo el dere- cho que tiene para prohibir á sus hijos los fieles que to- men en las manos ciertos escritos, cuya lectura sabe ciertamente que envenenará sus almas, Y así como se- ría loco y mentecato digno, no sé si de lástima 6 de castigo, de compasión ó desprecio, el que insultara á su padre Ó médico porque le prohibe alimentarse con fru- tas emponzoñadas, -y se burlara de su prohibición; así debe ser reputado por loco el infeliz que se burla de la probibición de leer publicaciones impías é inmorales, 6 el que insulta 4 un Prelado que es Pastor, padre y médi- co de las almas, porque vela por la salud de ellas y les aconseja que no tomen la ponzoña desleída en las co- lumnas de un periódico 6 en las páginas de una revista. Y ahora dime tá lo que debemos pensar de las tonte- rías que ensartaste, cuando yo te dije que el periódico Noventa y Tres está prohibido. —Si las cosas son como usted las pinta, entonces... —Lo mismo que las acabas de oir. El alma nece-
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