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LAS MALAS LECTURAS 289 los cuales se coló como Pedro por su casa, dió las bue- nas noches, y rompió á charlar con todo el que allí es- taba. —Deuda es lo prometío y vengo á cobrarla, señor Tarabita. —Y aquí estoy yo para pagártela en buena moneda moneda contante y sonante. —Y uté zabe tío Taturra que tiene en mí un amigo y un zervid. —De Dios lo seas, Pancracio; pero parece que te vas volviendo muy decidor y muy cumplido desde que tienes coche. —Y que quie uté? Como lee uno tanto, algo se es- truye. —Sí, Pancracio; loque se destruye con leer ciertas cosas es el buen sentido cristiano, y los sentimientos de piedad que se mamaron con la leche. —Pero también ze aprende mucho, y ze sabe lo que paza en er mundo. / —¿Por querer saber lo que no debía, se perdió Eva. —Po yo debo zer hijo de 2:a Zeñora porque me gusta zabé de tóo gúeno y malo. —Sí; ya me han dicho que siempre llevas encima algún papel. —Y aquí tengo uno que ma veníeo en er correo de hoy: que lea un rato el Maestro, y verá V. que bueno está: y diciendo esto, sacó del bolso un número del No- venta y Tres Apenas vió el título del periódico, lo re- chazó con la manoel señor Tarabita y añadió: Quema éso 6 guárdalo, que yo no lo puedo leer,
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