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278 HABRA INFIERNO”... tre el bueno y el malo, el justo y el inícuo. Para unos gloria eterna; para los otros castigos eternos: y no hay que darle vueltas. —Pero, hombre, ¿cómo se compagina esa eternidad de tormentos con la misericordia de Dios? ¿Cómo es posible que un Dios tan bueno castigue con tanto rigor? - ¿Y cómo concuerdas tú la falta de ese castigo con la Justicia Divina, ni siquiera con el buen orden del universo? ¿Cómo es posible que un Diosinfinitamen- te justo deje sin castigo las injusticias del mundo? ¿No vesá la iniquidad entronizada en todas partes, burlán- dose del buérfano abandonado, del pobre desvalido, de la viuda desamparada y hasta del enfermo necesitado? ¿No ves padres desnaturalizados, verdugos de sus pro- pios hijos; hijos crueles que insultan las canas de sus padres; maridos que llevan al sepulcro á una mujer vir- tuosa, y mujeres pérfidas que faltan á la fe jurada al pie de los altares? ¿No hay seductores infames que ro- ban á jóvenes candorosas el pudor y la inocencia, abandonándolas después á todos los horrores de la ig- nominia y de la desesperación? Y esas maldades, esas perfidias, esas traiciones, esas iniquidades tan impunes en esta vida, ¿no han de hallar en la otra un Dios ven- gador de su merecido? ¿No ha de haber en el Cielo quien escuche el clamor de la inocencia que pide justicia? ¿No ha de haber quien vuelva por la sangre del justo que demanda venganza? Y si no lo hay, ¿dónde está la Pro- videncia de Dios? ¿En dónde su justicia? Y siesta justi- cia no es eterna, ¿dónde está la diferencia esencial en- tre el bien y el mal? ¿Dónde el estímulo para la virtud

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