BCCPAM000535-2-21000000000000
270 NO CREO LO QUE NO ENTIENDO incrédulo como mi compañero... Y volvió 4 tirar al bu- rro del cabestro. La risa mal comprimida estalló de nuevo entre los muchachos, y el pobre Cucufate colorado como una genal en guindilla, no sabía de qué mo lo salir del beren que se habla metido. Por fin creyó hallar una escapato- ria, y respondió con aire de triunfo: —Pues el hombre debe de ser racional, y la razón prescribe que el hombre no crea lo qu2 no entiende: es- to es precisamente lo que quise decir desde un princi- pio: Yo no creo lo que no entiende —¡Otra mentira! ¡otro dispar 1tel ¡otra barbaridad! — ) contestó sin inmutarsc el Sr. Tarabita. —Ni la razón prescribe eso, ni V. sabe lo que se dice; y si no vamos 4 cuentas. Levanta los ojos al cielo y dime: ¿entiendes tá cómo está suspendida en el espacio esa luna miste- riosa que parece una lámpara brillante, colgada por Dios en el firmamento para que alumbre de noche las amistades del justo sobre la tierra? ¿Entiendes tú cómo se sostienen en el aire esos cuerpos luminosos que hace muchos siglos están brillando en la inmensidad? ¿Cono- ces tú el camino de esos astros que siguen sus Cursos ar- moniosos, sin salirse nunca de sus órbitas, sin que nada en el mundo les haga quebrantar las leyes que les diera el Hacedor?¿Sabes tá lo que hay en esos espacios sín lí- mites donde el telescopio descubre cada día nuevos mun- dos? ¿Conoces de qué modo se extendió por el cielo esa faja blanquecina que llamamos vulgarmente camino de Santiago, y que en realidad es una zona inmensa, cuaja- das de estrellas, cuyo volumen y distancia no cabe en nuestra imaginación?
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz