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¡HOMBRE DE BIEN Y ESO Basta! 251 la otra mitá no tiene petróleo que echarl=? Bueno anda- ría el mundo como V. dice! —La razón que ha soltado tio Taturra es profundí- sima, y no tíene réplica. La razón humana es impotente por sí sola para conozer el culto que á Dios agrada: y | lel género humano, probando lo que ahí está la historia del g él ha dicho á modo de chiste. Además, conviniendo us- ted, como ha convenido, en que el Criador tiene dere- cho á exigir veneración de sus criaturas, es falso á todas 'Ón le luces que cada uno pueda venerarle como su ri dicte Ó como mejor le acomode. Usted mismo me dará la razón. Si mi padre 1e derecho á exigirme obedien- cia, ¿podré yo obedecerle como á mí se me antoje y mi razón me dicte, Óó como él me lo mande? Si V. tiene lerecho áe j ea a , derecho á « la paga de su trabajo, ¿podremos nos- otros dársela como nos acomode y la razón nos diga? ¡Pues iba V. á llevar buena pagal Sepa V., pues, que no es posible un hijo sin padre, ni una criatura sin Criador: que el padre tiene derecho á la veneración del hijo, y el Creador á la veneración y culto de su criatura: que ese culto y esa veneración no puede darlos la criatura co” mo su razón le dicte, sino como Dios lo exive; y por con- ge; y 1 siguiente, que no debemos respetar todas las ideas ni to- te, q n etar id s ni to ; nas : , 4 das las re ligiones, sino solamente aquella que dé á Dios Y md Ñ > : el culto que El exige. g Pero entre tantos cultos, ¿quién podrá averiguar . 4 o «11 41 »1 7 | 1 2d A Ñ ahora cuál es el verdadero? no hay que meterse en tan- tos líos: basta ser hombre de bien! No señor; eso es hu:r el cuerpoá la cuestión. Cuál sea el culto verdadero podemos avericuarlo el día ¡ue Ys quiera. Esa no es razón! No basta ser hombre de bien

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