BCCPAM000535-2-21000000000000
A É ' z A. 248 ¿A QUE TANTA BEATERIA? pero tanta confesión y tanta beatería, la verdad, no me entra por el ojo. Basta ser hombre de bien. Y de bien lejos que será su mercé, murmuró Tió Ta- turra, entre dientes, á tiempo que Jacobo respondía: —¿Que V. respeta todas las religiones? ¿Que basta ser hombre de bien? Le digo con franqueza que jamás pensé oir de boca deun doctor semejante vulgaridad. Esto me prueba que debe usted saber bastante menos en religión que en opticografía. ¿Qué diría V. de un en- fermo que respetara tanto el dictamen de V. como el de un patán; que tomase lo mismo la medicina recetada por V. para los ojos que la propinada por un necio? ¿Qué diría V. del hombre que respetara tanto á su pa- padre como á un cualquiera; tanto ásu esposa como á una bruja; tanto á la autoridad como á los asesinos; tan- to á su madre como á una mujer escandalosa? ¿No di- ría V. que estaba loco 6 borracho? Pues eso mismo, con perdón de V., diría yo de cualquiera que me dijera: Yo respeto todas las religiones. —Caballero, conste gue no me gusta disputar de esas cosas: y aunque no me hace mucho favor, creyén- dome poco instruído en materias religiosas, todavía sé lo bastante para probar concluyentemente las proposi- ciones que he sentado. > —Y yo estoy pronto á refutárselas á V. si presenta la cuesttón en un terreno razonable. Y ante todo, para admitir Ó rechazar la discusión, quiero que V. me diga si cree en Dios y en la inmortalidad del alma. — ¡Hombre! esa pregunta sería insultante, si no se hubiera corrido por el pueblo la voz... esa voz que ha querido manchar mi frente con el negro borrón de atro
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz