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¿QUIEN HA DICHO QUE No HaY DIOS? 243 —Como que en un libro aprendí yo estas cosas, pa- ra taparle la boca á los incrédulos. -Hombre, ¿y no po Irías tú enseñarme algo para tapársela yo, cuando se tercie, á ese renegao de za- patero? —Síseñor, escuche V. No hay orden sin ordena- dor: es así que en los astros reina un orden admirable; luego existe un ( Irdenador. Este Ordenador no esel hombre; luego tiene que serlo Dios, y por consiguiente Dios existe. —Y que no tiene vuelta, Antoñito! Con esa dejo yo loco al de la chabeta el día que me lo encuentre. —Pues aún hay otra: todos los hombres de todos los tiempos y de todos los países afirman de común acuer- do la existencia de Dios; dos Ó tres malvados la niegan hoy: ¿4 quién debo yo creer? —¡Carando! ¡pues también esa es buenal —Pues aún no la ha comprendido V. bien. Con una comparación lo entendrá mejor. Todos los hombres honrados de todos los pueblos dicen que debe haber Guardia Civil para la seguridad pública; tres Ó cuatro ladrones andan por ahí diciendo que nó, que ¡abajo los civiles! ¿A quién debo yo creer? —Ahora lo entendí: con esa parto yo por medio al zapatero. El no quiere que haya Dios porque le hará co- mo la Guardia civil 4los ladrones. ¡Ah, tunante! Pero tendrá que tragarla: hay Dios: y yo crev en Dios Padre To- dopoderoso, Criador del cielo y de la tierra. En esto el sol apareció por encima del tejado veci- no: el tio Taturra le dirigió 4 él una mirada, otra á su interlocutor, y alargándole la mano dijo: —Adiós, Anto-
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