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LAS DESDICHAS MATRIMONIALES 9201 hacer ahora es dedicarse á la oración y dar buen ejem- plo: dome V. su genio, mortifique su carácter altivo, predique y reprenda mucho á sus hijos y á su marido, no con la boca, sino con el buen ejemplo, con la pacien- cia y con las buenas obras: pídale á Dios todos los días su conversión propia y la conversión de € . ell ll los, que la gracia divina que viene de lo alto es el único remedio para curar los males que á usted la afligen. De lo contra- rio, á V. y á ello se los llevará pateta á las calderas de Pedro Botero. Y basta de sermón por hoy, que para ser año nuevo, bastante mal lo he comenzado. Así terminó su razonamiento el P. A...: la Señá Car- mela se fué muy humillada; yo es acué pronto el asunto que me llevó al convento; y apenas salí, apunté en mi cartera la receta de las medicinas que acababa de oir, porque me parecieron eficaces para curar todas las des- dichas matrimoniales, enfermedad de que adolecen mu- Chas familias cristianas. Conque ya lo saben las solteras: no se enamoren del garbo y del salero de los buenos mozos, que á los tres días se acaba; sinó de la honradez y de la virtud que siempre dura. De lo contrario, es probable que les pase lo que á la Señá Carmela. Y las casadas que pade can el mal de palizas, pueden curarse radicalmente con un bu- che de agua bendita, tenido en la boca mientras al ma- rido le dura el enfado. De lo contrario no produce buen resultado. Y, por último, la madre que por su culpa 6 sin ella, tenga malos hijos, ore y déles buen ejemplo, que con esta medicina convirtió Santa Mónica á su hijo Ñ Agustín, el cual era capaz de contarle los pelos al mi

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