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198 RECETA EFICAZ CONTRA TODAS sanduga; salía por la mañana borracher de casa y volvía á la noch como un pellejo de vino que se salía por la boca, poniéndole á V. la casa hecha una porquera; y tras esto venían las pendencias y los sopa- pos que le hici-ron conocer á usted lo desacertada y lo- ca que estuvo en despreciar mis consejos casándose con un buen mozo echao palante, en vez de casarse con un hombre honrado como yo le decía. Y pues V. se lo quiso, quien tal quiso, que tal pague ¿Estamos? Y 8. Vo mo: 8 quiere pagar, tome el agua bundita que le he dicho. Y si nola quiere tomar, aguante Y. los palos y no venga ni á fastidiarme; y asunto conciuido. más á quej —¡Ay, Dios mío! ¡V. Reverencia me acaba de matar! —¡Yo, nó! no hago más que decirle á V. la verdad pura; esto es, que calle V. la boca y viva sujeta á su ma- rido, camo Dios manda. Silo hace V. así, quedará su casa como ua cielo, porque lo que su ole quitar la paz de los matrimonios es la ira y el orgullo de las mujeres, que tratan á sus maridos como iguales Ó inferiores, cuando la mujer debe ser en casa « lángel de los peque- ños sacrificios, sufriendo con paciencia las flaquezas de los hombres. Si V. callara y sufriera com resignación, y no charlara tanto, ni fuera tan altanera, ni moyiera tan- to la sin hueso, poco á poco caería del burro su Pascual, se iria eamendando, yjtarde ó temprano, reinaría la paz en su casa; que cuando uno no quiere, dos no riñen, y por consiguiente... no le digo más. Anonadada la Señá Carmela con el chaparrón de car- gos que el Padre le echaba encima, salió por otro re- gistro: ¡Ay! exclamó, lo peor de todo es que mis hijos £
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