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EL DOGM A FRANCISCANO Pues si á ti, Luna brillante, Dios para Madre quería, No pudo caber menguante En tu Concepción, María. Aquí hay otra; y allí otra... otra más aMá:.. Vamos al claustro, lleno de figuras y alegorías bíblicas, de las cuales deducían estos benditos frailes la pureza inmacu- lada de María. No nos detengamos aquí mucho, porque en las oficinas que están en la planta baja ha de haber cosas curiosas. Mira, ésta es la cocina: esa ventana ce- rrada es el sitio por donde se sacan los platos al refec- torio, y por donde los religiosos piden el desayuno, 6 lo que (necesitan. Repara la graciosa quintilla que el cocinero ha escrito encima: Siendo María excluída De aquel bocado fatal. Nadie busque aquí comida, Sin decir que es concebida Sin pecado original. Se conoce que el cocinero es devoto de la Purísima, y aficionado al verso; vamos á ver si nos deja entrar en su oficina. Hombre! ¡qué pobre está pero qué aseada! Digo! digo! ¿y la quintilla que se lee en ese cartel col- gado en el fogón de la chimenea? Esa sí que es una quin- tilla lega, propia de Fray Junípero: Que sois sin mancha, oh María, Y o creo con tal firmeza, Que, sin saber teología, En este fuego entraría Por defender tu pureza.

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