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EL DOGMA FRANCISCANO 175 las trincheras en que estaban parapetados, las armas que yacen por el ancho rotas, y los despojos de que el campamento quedó lleno. Pues, si tú, lector piadoso y desocupado, quieres rastrear algo de lo que hicieron los frailes menores, los benditos hijos del llagado Patriarca en defensa del misterio inmaculado, vénte conmigo Áá dar un paseo, no por el campo donde lucharon, que, siendo éste tan vasto como el mundo, imposible es re- correrlo: sino por uno de lospuntos donde estuvo acam- pada una sola compañía de ese ejército valeroso. Y no te acobardes ni te aburras, pensando que voy á llevarte por tierras desconocidas, haciéndote asistir á disputas escolásticas como la que presenció con asom- bro la Universidad parisiense, cuando el humilde Fr. Juan Duns Escoto, el Doctor Sutil, el invencible de- fensor de la pureza inmaculada de María, discutió él solo con cien doctores contrarios, confirmando con más de doscientos argumentos la tesis que defendía; ¡no! que tales excursiones, yo no puedo hoy hacerlas, ni tales disputas tú las entenderías. Te voy á llevar, lector be- névolo, si tú quieres acompañarme, á dar un paseito por un convento delicioso que perteneció á la famila será- fica, del cual se incautó el Estado liberal el año 35, y que, después de medio arruinado, á duras penas han podido recobrarlo sus primeros dueños, gracias á los esfuerzos de una piadosa y noble familia, de ésas que por dicha nuestra no escasean todavía en la noble Es- paña. Ya ves, pués, que no se trata de un largo viaje sino de un rato de expansión; y aunque se tratara de viajar, yo te llevaría por arte de birlibirloque de una parte á

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