BCCPAM000535-2-21000000000000
INE de cerrarme el paso. : ] das ' 6 j 4 Laa 4n nombre de Dios, salea usted al punto y de y É 5 cme solo con esta señora, mientras la confieso. El bárbaro sale refunfuñando y el sacerdote se dis- pone á cumplir con su « -La Virgen Santísima le ha traído 4 usted, — ex- clama llena de gozo la enferma. Y á continuación se queja de que hace diez años que su marido no la deja poner el pie en la iglesia; y de que se ha negado absolutamente á que se llamase al cura, á pesar de que la veía morirse. ) 4 . a —Pero yo tenía mucha confianza, añade, porque to- dos los días rezaba un Ave María 4 la Virgen Santísi- ma, para que no me faltase un sacerdote en mi última hora. Acabada la confesión, pregunta el misionero: Pues, ¿cómo pudo usted al fin enviarme el recado que he recibido? —¿Qué recado? si yo no he mandado á nadie. —¿Pues no es usted la señora N...? —No, señor cura. —Pues ¿no es este el número 30 de la calle? —No señor, que es el número so Con la oscuridad de la noche el sacerdote se había equivocado de puerta, y había por equivocación confe- sado á una pobre cristiana que iba á morir sin Sacra- mentos. El sacerdote, muy conmovido, se arrodilló y dió gracias al Señor por tan grande misericordia.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz