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AS, bo Mad o o 10 o nr: A RE JU tos personajes no deben ser tantos en número, que embaracen la marcha de la narración, ni tan pocos, que no se pueda desarrollar debi- damente, porque en tal caso, la narración re- sulta lánguiday fría. Cada personaje de por sí debe estar bien caracterizado, de modo que no sea posible confundirlo con otro. Esto se hace con más facilidad, si los personajes son de costumbres ó intereses opuestos, por- que en tal caso, el contraste que de esto re- sulta dá vida propia á cada personaje, y le dis- tingue por su fisonomía y caracter particular. Entre todos debe sobresalir uno que sea el héroe ó protagonista de la acción noveles- “ca. Este debe llamar más la atención de los lectores, y por lo mismo debe estar presentado con más arte. Si se finge bueno, debe pre- sentarse como modelo de virtud; y si malo como objeto de oprobio y execración, para que sirva de escarmiento á cuantos sigan en la realidad su infanda huella. Por lo demás el autor puede escogerlo de la clase que mejor le parezca, como prueban los infinitos ejemplos que pudiéramos citar, pues aquí no hay más reglas que el gusto del novelista. ' Las relaciones que entre sí tienen los personajes dan por resultado la acción de la novela, y esta puede ser sencilla ó com- plicada, triste ó alegre, de pocas horas ó de largos años, según al autor se le antoje. Lo