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de la juventud, por ser esta una época en que la imaginación tiene más fuerza que la inte- ligencia. Aquí se debe notar para evitar confusión, la difereneia que hay entre estilo y lenguaje. Este es el conjunto de voces y frases que empleamos en la expresión, y aquél el giro que damos al pensamiento ó el modo particu- lar de expresarlo. Por donde se ve, que el lenguaje puede ser bueno y castizo en un es- crito, cuyo estilo sea pésimo, y viceversa; de lo cual se podían traer muchos ejemplos. Para la adquisición de un buen estilo, nos atrevemos á dar las siguientes reglas; 1.4 lec- tura de los clásicos, ocupándose en imitarlos para adquirir buen gusto: 2.2 mucho ejerci- cio en toda clase de composiciones: 3.2 medi- tar detenidamente el asunto, que se ha de tratar, hasta posesionarse bien de él. Al que las practique con la debida constancia le pro- metemos la adquisición de un buen estilo. Vistos, pues, los elementos constitutivos de toda obra literaria, pensamientos, palabras, oraciones y cláusulas con sus propiedades respectivas; conocidos los adornos del len- guaje, las formas bajo las cuales se presentan los pensamientos y el giro que cada cual les dá, creándose un estilo propio, que por de- cirlo así es la fisonomía de sus composicio- nes; resta que hablemos del número de estas, señálando el método que se ha de seguir en ( 5 4 3

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