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AAN a a Oye y medita bien estas palabras: En muchas profesiones se toleran Con sobrada razón las medianías: Letrados hay que no tienen la ciencia Del gran Aulo Caselio; y oradores Que abogando en el foro, no demuestran La expresiva facundia de un Mesala; Y Roma, sin embargo, los aprecia. Pero á un mediano vate, ni los cielos, Ni los hombres lo sufren, ni aun las piedras. Cual disgustan en un grato convite Rancios perfumes, discordante orquesta, Dulce de adormideras con miel sarda, Porque pudo cubrirse bien la mesa Sin tales accesorios, de igual suerte, Siendo el único objeto de un poema Recrear el espíritu, 4 muy poco Que abata el alto vueio, se despeña > x E a Ñ A Tú empero, mi Pison, no! nada digas Ni hagas nada á despecho de Minerva: Asi lo espero d> tu sano juicio; Mas si acaso escribir un dia intentas, Haz que Mecio tus obras examine Que las juzge tu padre, y yo las vea, Y guárdalas despues hasta nueve años En tu escritorio: habrá lugar á enmiendas Entretanto; más una vez vertidas, Recogerse no pueden las ideas. Si forma al buen poeta el arte ó genio, Está en cuestión. Sin una rica vena No alcanzo que bastar pueda el estudio, Ni sin él sfficiente encuentro aquella: Que en mútua union y en amistosa liga Conspirar á un fin deben ambas prendas.

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