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— 12 ui prende que no puede tener el interés ni la grandeza de la épica; pero sí exige la inte- gridad y la unidad de esta. Solo que, como el drama es representado, pide además de la unidad genérica, la de tiempo y lugar, de modo que la acción se verifique en un solo lugar y en el espacio de tiempo, que se em- plea en representarla. Respecto á los episodios y personajes nada hay que añadir á las reglas que sobre este punto hemos dado en sus lugares respec- tivos, guardando siempre la debida propor- ción. El plan del drama tiene lo mismo que el de la epopeya, su exposición, nudo y des- enlace, con la diferencia que aquí la expo- sición es simple, y solo se extiende lo que basta para indicar á los espectadores cual es el argumento. El nudo puede ser más inge- nioso y enredado que tl de la epopeya, y el desenlace conviene que sea imprevisto y re- servado; lo contrario de lo que acontece en la epopeya, que á veces el mismo título está indicando el desenlace que va á tener, como Paraiso perdido, Jerusalen “bertada, etc. La acción de todo drama se divide en jornadas ó actos, los que á su vez sé subdivi- den en escenas, determinadas cada una de ellas por la entrada ó salida de algun perso- naje de los que toman parte en la acción. Ni en cuanto al número de actos, nien cuanto

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