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e 93 > No ha podido ser en la temporada de verano, pues será en la de invierno: yo no desisto. Un día la lleva- ré á tertulias, otro á bailes, luego á los toros, y no me ka de perder este invierno una función de teatro, Así le tengo quitados los escrúpulos para carnaval, y entonces veremos como no se hace sorda á las voces del Condesito. ¡Tonto de míl—añadió dándose un golpe en la frente -- ¿Cómo no se me ocurrió antes esa idea? Y dominado por esta diabólica idea, dispuso Agustín cuanto antes el regreso de la familia á Sevi- lla, pretestando no sé que negocio urgente; pero en realidad no había nada. El mismo se dedicó desde luego á buscar amigas y amigos para su Inés, con el exclusivo objeto de que la trijeran y la llevaran arriba y abajo, de acá para allá, á fin de no darle tiempo para pensar en su vocación ni en nada bue- no. El se gastaba á veces un dineral en billetes de entrada que repartía luego entre pollos y pollitas para que acompañaran á su hija y le ayudaran en la horrible tarea de descristianizar á la pobre mucha- cha. ¿Qué más? Hasta le hacía fijarse en cosas ajenas de una doncella, cuando le acompañaba al baile ó al teatro. Es verdad que conociendo la tentación, quiso Inés resistir á ella; pero la madre le aconsejó que -no disgustara al papá, para tenerlo más propicio el día de mañana; es cierto que al principio se pertrechó con todos los medios que le sugirió su fervor, y que iba al baile con cilicios, y al teatro con gemelos llenos de trapos para no ver nada y estar durante ese tiem- po en oración; es también cierto que muchas veces sé
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