BCCPAM000535-2-16000000000000
Mira, allí viene tu papá con Fernandín; ahora mjs- mo le voy á di ropa, á ver lo que sale. A la ocasión la pintar ; 1 1 ' v vo no pierdo esta. ven, ven por aqui, salgamos al , l ' j : encuentro. Después de un saludo muy cortesano, 1 lora to- mó en brazos al hermanito de Inés, y comenzó á de- cir: ¡qué niño tan hermoso! éste va á ser la honra de 1e cara de canónigo. la familia. ¡Míralo qué lindo! ti Fernandín, ¿tú qué quieres ser? -Canónigo, canónigo, rc spondía el « hiquetín. Sí; tu serás canónigo, Inés y yo monjas; y tu ven- drás al convento á predicarnos un sermón. — SÍ, yo predicar y uste des monjas. pá no quiere; añadió Flora con la in — Pero tu pi tención que puede suponerse. -Sí, papá; yo canónigo; Inés y Flora monjas. Agustín sonrió de mala gana, y haciendo una ca- ricia á su hijo, añadió: bueno, tu cánónigo. Y nosotras monjas, repuso Flora que veía esca- par por la tangente. Bueno, monjas—contestó Agustín en el mis- mo tono, — mientras que Flora sin dejarle continuar, se puso á ensartar este montón de sentencias. Hay padres en el mundo que jamás aciertan 4 compren- der, que sus hijos no deben ser para ellos, sino ellos para sus hijos, que'es lo que Dios manda; que no se hacen los pájaros para el nido, sino el nido para los pájaros, y cuando estos tienen alas lo deben abando- nar. Así los hijos: están destinados por Dios á for- mar familia independiente de la familia paterna,' sin
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz