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— 216— bar la vocación de los mismos y fomentarla si es nes reos ante el tribunal divino. Y este crimen horrible lo cometen muchos padres y muchas madres que, desconociendo 6 despreciando los principios genera- les que gobiernan el mundo, contrarían la vocación de sus hijos é hijas, cuando no responde á sus cálcu- los egoistas Ó 4 sus miras ambiciosas. Cuántos y cuántas por esta causa han perdido la vocación, y como árboles en el desierto, se han secado en el mundo sin dar flores ni frutos, mientras que trasplan- tados al jardín del claustro hubieran dado flores de virtud y frutos de vida eterna. Pues si tú, que esto lees, sientes en tu pecho esa inspiración divina Ó esa voz gel cielo que se llama que para tí expresamente se escribió este librito. En él verás una vocación fuertemente combatida, pero al fin triunfante por un milagro de la gracia: verás los lazos que el mundo y el demonio tienden á las almas escogidas para que sepas librarte de ellos: ve» rás los tropezones que en su camino dió un alma lla- mada por Dios al claustro, para que tú sepas evitar- los: verás en fin, empuñando palma de victoria y CO- rona de triunfo á dos jóvenes que por haberse amado como se aman los ángelos del cielo, mere- cieron llamarse “Lirios del valle 6 amantes de la vir- ginidad“, que con este doble nombre los distingue la historia. Y no vayas á creer por esto que el presente libro no es más que una novela mística, porque más que cesario pero jamás combatirla, si no quieren hacerse * vocación, ruégote que sigas leyendo hasta el fin, por-' |