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— HO P. José. No es extraño que la flor, símbolo de la pu- - reza, hubiera nacido de un corazón virgen y! Amante ] de la Virginidad. Así terminó su gloriosa carrera Á aquel noble hijode Andalucía. ¿ Inés supo por revelación todo cuanto pasó 4 José, y dando gracias al cielo, ambicionó para sí la misma dicha; pero sobre todo la dicha de que se pu- diera grabar en la piedra de su sepulcro este singu- lar y rarísimo elogio. Aqui yace otro Liria de Pureza. — ¿Y qué ha sido de los otros personajes de nues- tra historia? La Condesa y doña Fernanda murieron con la muerte de los justos. Concepción y Jacinto contrajeron matrimonio, y han propagado la noble descendencia de los condes de Valdelirios, que estuvo á punto de perecer con la muerte del P. José. Carmen se ha conservado soltera y viye contenta en su casa, siendo el consuelo de Agustín y el báculo de su vejez. Fernandín sigue la carrera eclesiástica; pronto será Sacerdote, y ofrecerá 4 Dios el Sacrificio in- cruento por el alma de su madre, según me ha dicho él mismo. y Inés brilla hoy por santidad en el firmamento de la Religión de María Reparadora, como una estrella de primera magnitud, y quizás otra pluma más bien cortada que la mía, tenga que ocuparse en escribir su santa vida. Yo me contento, lector amado, con haber pre- A sentado á tus ojos los tropezones que dió en su ca-

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