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lp, IO tadora! ¿te buscaré en vano por los jardines de mj. casa y por la huerta de mi quinta? ¡Inés! ¿y no oiré, núaca más resonar tu dulce voz, que tanto alegraba mi alma, cuando te oía cantar angélicas plegarias? ¿Y * no me presentarás más cón tu sonrisa de,.cielo, el bordado de tus manos y la primera flor que daban tus macetas? ¿Y veré cubiertos de polvo los enseres de tu cuarto, y colgádos de la percha los vestidos que te adornaban sin morir de pena?.¿Y no te con- templaré más sentada á mi lado, siendo el embeleso de tu padre? ¡Ay, hija mía! Yo había contado con tu' amor para que recogieras mi postrer suspiro, y ahe- ra el lecho en que moriré estará solitario y sombrío porque no lo rodeará el ángel de mi casa. Yo con. taba con tu cariño para que cerraras mis ojos, y aho- ra moriré sin poderte bendecir, cuando salga de-esta vida. : : — Bendígame desde ahora para entonces, a Peon querido, y por la pena que le causo y por todos los” - disgustos que en misvida le he dado, postrada á sus plantas le pido que me perdone. : —Levántate, Inés, y no me acabes de matar, ¿qué te he de perdonar, si en toda tu vida no has he- cho más que'buscar el modo .y manera de conten- tarme? —Pues á lo menos deme usted su bendición; ya que no podré recibirla de 5u mano, en la última hora. — Aquel Dios que te crió pára sí, y 'para. sí te eligió, te bendiga; y ya que.desprecias las bendicio- nes de la tierra, yo pido á Dios que derrame sobre