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--- 194 — vino Hijo en la tierra, quería verse aquí reemplazada por otras almas castas que tuvieran para con Jesús el respeto, la ternura, el amor y el cariño que Ella no podía prodigarle ya en este valle de lágrimas. Este es el espíritu de la congregación y el fin su- blime de una religiosa Reparadora: ocupar para con Jesús presente y abandonando en el sagrario el lugar de su madre inmaculada; hacer aquí cerca de El el oficio que haría María, si viviera aún en la tierra; en una palabra ser para Jesús Sacramentado, lo que fué la santísima Virgen para Jesús mortal y pasible ¿No es ésta una dicha incomparable? ¿No es ésta una ocu- pación que envidiarían los ángeles del cielo, si en ellos cupiera envidia? Las hijas de María Reparadora tienen que resolver en cada momento de su vida este problema tan profundo como delicioso. ¿Qué haría mi Madre inmaculada en esta circunstancia en que yo me encuentro ahora? y la respuésta á esta sublimw pregunta tiene que buscarla en su fe, en el amd su corazón y en las reglas y constituciones de su Orden. Para no olvidar nunca su “celestial destino llevan todas el nombre de María, visten los colares de la pureza de María, tienen los afectos de su cora- zÓón unidos á los de Maria,y á esta unión obedece la adoración continua á Jesús Sacramentado durante el día, la hora santa en que se releyan unas ú otras du- rante la noche, y las comuniones frecuentes,:y la oración constante, y la mortificación no interrumpi- da, para identificarse en cuanto es posible con el co- razón purísimo de María, á fin de reparar .con su amor y gratitud el amor que el-mundo ingrato niega
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