BCCPAM000535-2-16000000000000
O 153, ae O acento indefinible contestó á su padre: ¡Está bien! Su hija soy, y obediencia le debo: haga V. de mí lo : que quiera; pero protesto ante el cielo y la tierra que Dios me llama á la religión, y que V. se opone á que yo cumpla la voluntad divina, Y sin decir más, dió media vuelta, y como fuera de sí se dirigió á la puerta. Doña Fernanda quedó. sorprendida, Agustín es- tupefacto y como herido de un rayo con las palabras de su hija, á la cual dijo: —¡Escucha, Inés, escucha! ¡no te vayas, hija mía! —Ella, como si nada hubiera oido, prosigue hacia la puerta. Agustín la sigue á la habitación inmediata, donde la detiene, asiéndola por el vestido, y mientras llegaba su esposa le decía: — ¿Pero cómo sabes que Dios te llama? ¿qué prueba me has dado de ello? —Demasiadas que le he dado, y Dios se encar- gará de darle á V. otras pruebas, que serán pruebas de justa indignación. Por V, lo siento, padre mío, y por lo mucho que lo quiero. Un llanto compasivo acudió á los ojos de Inésy de su madre, y otro llanto amargo como las olas del mar á los de Agustín, que lleno de pavor y pena,, contestó: —No quiero ser objeto de la: indignación divina. Demasiado tiempo me he resistido á la vo- luntad de Dios, y me rindo desde ahora para siem- pre. No quiero impedirte tus santos deseos, porque me has herido el corazón. Dispón lo necesario, que tienes mi licencia y la de tu madre, aunque el dártela me cueste la vida. Gracias, padre mío, y Dios acepte el sacrificio
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz