BCCPAM000535-2-16000000000000

ho sa E 138 -. ella: sombras confusas, á veces seductoras, á Veces horribles, y siempre indecentes revoloteaban por:su exaltada fantasía: figuras repugnantes y objetos 4 cual más torpes se grababan en su cabeza sin podér- selos quitar de allí; sentía en sus oídos el eco de pa- labras seductoras y en el fondo de su sér una- fuerza oculta que la empujaba hacia el pecado. Todas estas sugestiones del infierno las rechazaba la pobre Inés, oprimiendo sobre su pecho el escapulario de la Vir- gen, y diciéndole con fervor: ¡No, Madre mía, eso nó! ¡antes morir que pecar! ¡antes quiero verme amorta- jada, que perder mi inocencia 6 la pureza de mi alma! Pero el gusanillo de la conciencia, aquel gusani- llo que tan malos ratos solía dar á Inés, le contestó esta vez con mucha amabilidad: Pues apártate del peligro, si no quieres perecer en él: desvíate del fue- go, si no te quieres quemar: y al decir esto, le hizo recordar esta canción que había leído ella en una re- vista católica: Fuego es para el alma casta Un trato muy familiar; Apártate de ese fuego, Mira que te quemarás. ¿Mas para qué me estoy metiendo en tales hon- duras? ¿Para qué he penetrado en el santuario de la conciencia de Inés? ¿Para qué he descrito la pasión del amor con los peligros y tentaciones que lleva consigo? ¿Para qué he dicho yo todo esto? Pues lo he

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz