BCCPAM000535-2-16000000000000
do entre los ilustres patricios, y aclamado por ami- go del país, y por amparo y protector de la benefi- i cencia pública; el considerarse respetado de sus com- patriotas, adorado de su pueblo, y con su nombre inmortalizado, pudo tanto con él que dió por bien empleado “cuanto su Inés quisiera gastarle: y añadió para sus adentros; Así me gusta á mí, que no piense en monjío: gracias á Dios que sele quitó ese capricho. Inés, alentada con la promesa de su padre, co- menzó á trabajar el negocio con mucha actividad: ya lo tenía casi todo preparado, y sólo faltaba que las _hermanas Terciarias se encargaran de la fundación. El día que fué á tratar de este asunto con la madre general, quedó todo arreglado, es decir, todo no, porque Inés quedó más desarreglada que nunca. Fué el caso, que mientras ella hablaba con las religiosas, se despertó otra vez el gusanillo interior, que por lo visto dormía, y empezó á decirle: ¿Y tú, por qué no entras monja? ¿Para cuándo lo vas á dejar? Púsose de mal humor, al oirlo, y le contestó co- mo ofendida: ¡Más adelante, más adelante! Bastante hago con no renunciar á serlo, viéndome tan contra- riada como me he visto, y tan pretendida como me veo. Yo no renuncio á mi vocación, pero... más ade- lante. El gusanillo volvió á callar y ella comenzó á hablar consigo misma: ¿Pero tendré yo valor ahora para meterme monja? ¿Y qué falta hago yo en el con- vento? ¿Qué prisa tengo?.... ¡Si hace una aquí tanto bien que allí no podrá hacer!... Y sobre todo que soy muy joven... ¡Tiempo tengo!... no renuncio á mi vo- cación, pero... ¡más adelánte veremos!
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz