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Dada la buena disposición de estos indios, in tentamos nombrarles un maestro seglar a fin de que hiciera los primeros ensayos de instrucción entre ellos, y se han obtenido sorprendentes resul- tados. El señor Pedro Olivella, maestro de esta par- cialidad, nos dice en una de sus cartas: «El día siguiente al de la marcha de Su Seño- ría me fui a la Sierra de Motilones acompañado de dos gendarmes. Los indios del Milagro, en donde iba a fundar la Escuela de la Divina Pas tora, me recibieron muy bien; les manifesté que era necesario hacer una casa, para cuando vinieran Su Señoría y el Padre Tomás, con la intención de que fuera para escuela, y todos, hombres y muje- res, secundaron mi deseo muy contentos y satis- fechos. Se hizo la casa, la cual mide ocho varas de largo, cinco de ancho y tres y media de alto.» El principal trabajo de estos indios es el culti- vo de las tierras: siembran con profusión maíz, yuca y frisoles. Para facilitarles sus trabajos agrí- colas dispusimos que de las herramientas propias de la expedición se les dieran machetes y hachas, de lo cual quedaron sumamente satisfechos y con- tentos. Además, como industria tienen el tejido de mantas para vestir y la fabricación de mochilas de uso general en todos ellos, como veremos más adelante. Indios motilones de San Francisco. Llamamos así a los indios motilones que viven al noroeste de Codazzi, quienes impuestos del
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