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que los Misioneros predican a los indios, y él mis- mo se esfuerza en que sus vasallos reciban los sa cramentos del bautismo, confesión y comunión, según nuestro rito católico. Tienen sus patronos y anualmente los festejan asistiendo a los actos de iglesia y en correcta formación a la procesión. En la última visita pastoral que se practicó a los indios de San José de Atanques, se bautizaron unos veinte niños y se celebraron catorce matri- monios católicos. Muy difícil ha sido hasta el presente desarrai- gar del corazón de estos pobres indios sus supers- ticiones y falsas creencias, pero con la institución de orfelinatos por los cuales se separa al niño del padre por todo el tiempo de su educación, es más fácil formarlo en las verdaderas creencias y dispo nerlo para que toda la fuerza de su inteligencia y voluntad, bien dirigidas, éntre por los caminos de la verdadera civilización. REGLAMENTO DE NUESTROS ORFELINATOS El reglamento al cual están sujetos los niños de ambos sexos que se educan en nuestros orfeli- natos, con muy pequeñas variaciones, es análogo a los que rigen en las casas asilos y de beneficen- cia de la Nación. Todo lo hacen a hora fija y de- terminada: a las cinco se levantan, se asean, ha- cen sus oraciones y oyen la santa misa; a las siete, ejecutados los primeros oficios de aseo de la casa, desayunan, y pasado un rato, comienzan sus es- tudios y ejercicios de lectura y escritura; a las diez

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