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ld : La dirección de las Colonias debería con: fiarse a Oficiales distinguidos, enérgicos y jui- CiOSOS, capaces de pr: acticar exploraciones y de atender a las vías de comunicación, al reconoci- miento de las riquezas vegetales y miner ales, a la protección de las fronteras y a Operaciones de topografía y agrimensura encaminadas a preparar el suelo para fijar las tribus y la inmi- gración extranjera. La localidad de la ( olonia habría de ser cuidadosamente elegida en lugar sano y propio para convertirse en una pobla- ción. A la Colonia podrían agregarse un Médico y un Inspector encargado de vigilar el comer cio con los indios y su empleo como jornaleros, a fin de protegerlos contra engaños y abusos. De la huen: t elección del personal dependerá en un todo el éxito de cada tentativa. "El Cuerpo de intérpretes, a cargo del Mi sionero y de maestros civiles que les enseñasen oficios v que podrían ser miembros de la misma tropa, se formaría con los niños de la tribu ob- tenidos por las buenas, va voluntariamente ce didos por sus padres, o ya apelando, en último caso, a comprarlos, si para ello se prestaren. “Quizá sólo sean ilusiones mías, pero consi! dero suficientes quince años de práctica asidua e inteligente de este sistema para enrolar en la existencia social y económica del país todos nuestros indigenas y las grandes comarcas que habitan; y si ese no es un triunfo digno de nues- tros hombres de Estado civiles y eclesiásticos, declaro no saber ya más de objetos nobles a que dedicar las facultades con que los dotaron la Providencia y el pueblo.” Estos tres elementos son absolutamente ne cesarios para la pronta evangelización de los indígenas. La fuerza militar es el freno mayor y que más impone al indio; los desmanes come tidos por los civilizados se reducirían forzosa- mente ante el temor del castigo, y la acción

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