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47 no puedo aconsejar a nadie este sistema de ci vilización, pero h: ty otro más racional y cristia no que, en sentir de muchos, sería el único que daría el resultado apetecido. Por traerlo un hombre tan poco sospechoso de clerical como el General Rafael Uribe Uribe, lo copió integro de su folleto Reducción de Sal- vajes, para que vean cómo piensa el leader del liberalismo sobre el modo de reducir a la vida social y civilizada a los indigenas. “Para que sea eficaz la máquina de reducir indígenas, debe componerse de tres piezas, cada una de las cuales obrando aisladamente no da resultado: Colonia Militar, Cuerpo de intérpre tes, Misionero. “La primera se necesita para la seguridad de las otras dos y para difundir el respeto y la con fianza que proceden de la posesión de la fuer za ante salvajes que la estiman en mucho. Des- deñan al inerme y se sienten inclinados a abu- sar de su debilidad. El Misionero solo, con toda la santidad de las leves de la religión, por hábil que sea y por muy buena conducta que observe. de poco servirá si no domina la lengua en que ha de predicar la regeneradora moral del cris tianismo, y si carece del amparo y refugio de la Colonia Militar contra las veleidades agresivas del indio. “Los destacamentos deben componerse de voluntarios casados, que vayan con sus familias y a quienes se pague puntu: 1lmente una razona ble gratificación. Los propios soldados levanta ian las casas de la Colonia, y recibirian una base de ganados y lotes de tierra en propiedad, de suficiente extensión par a cultivarlos perso nalmente; abrirían caminos, y si el ie era a la orilla de algún río navegable, deberían dis poner de embarcaciones. La iglesia podía tener iorma de fuerte, si no se quería construir uno especial en caso necesario.
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