BCCPAM000534-2-17p02d00000000

7 do los conquistadores, después de rob arles todo el oro de su propiedad, se acercaban a 1 1as casas de sus mujeres Profesaban aleuna religión, como lo indican conquis- de oro macizo, los ídolos de oro que encontraron los tadores. Algunos de esos idolos. pesaban varias libras. La introducción del elemento africano en la región del Sinú y del Chocó para explotar las minas de oro perjudicó notablemente a la 1 pu- reza de la raza primitiva, y los estudios etnográ- ficos que se hagan en esa parte tropezarán siem- pre con este gravísimo inconveniente. La otra rama que puebla esta Provincia es la mongólica, representada por los arhuacos y tupes. Los habitantes más antivuos de toda esta Provincia, y quizá de todo el mar Caribe, son los indios arhuacos. Conservan bastante puros los caracteres de la raza amarilla; son peque- ños; enjutos de carne; frente estrecha; ojos ne- gros y oblicuos; cabello negro, abundante, que dejan suelto sobre las espaldas; barba rala; co lor trigueño; las mujeres son más pequeñas y tienen los mismos rasgos fisonómicos que los hombres. 088 calzón corto y camisa larga, que les llega a- la pantorrilla, tejida por ellos mismos de nio algodón que cosechan en la Sierra; llevan además dos o tres mochilas cru- zadas en bandolera, en las que meten el hayo, el poporo y el ambil; nunca se desprenden de este atavío nacional, en el cual cifran todo su lujo, y se esmeran en los dibujos variados que le ponen. La indole de estos indios es muy suave: son obedientes y sumisos a sus padres y a los jefes de la tribu; a los civilizados los obedecen por temor al castigo, pues los tratan siempre con excesivo rigor. El idioma que hablan no tiene relación ninguna con el goajiro, pero por las observaciones que últimamente se han hecho,

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz