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7 a 2): cti Los fenicios fundaron las ciudades de Tiro y Sidón, célebres en la historia por su riqueza. No pudiendo alojar el número de habitantes en sus reducidas ciudades, se vieron obligados a fun- dar colonias para aliviarse del exceso de pobla ción. Desde la costa oriental del Mediterráneo llegaron a las costas de Africa y España, donde fundaron a Cartago y a Cádiz; llegaron a Gi braltar, pasaron al Atlántico y recorrieron las Islas Británicas. Sus grandes conocimientos en Geometría, Astronomía y Aritmética; la abun. dancia de maderas para sus barcos, que sacaban del monte Líbano, y su natural arrojo, facilita- ban la empresa de recorrer los mares. cargados de manufacturas, que vendían a cambio de oro y plata, que explotaban los naturales de Espa- ña. Su temeridad era tal, que se arrojaban a ma res tempestuosos y sembrados de escollos, ex puestos a pederse; eran los primeros navegan- tes del Mediterráneo, y jamás pudieron ser ven- cidos por mar como lo fueron por tierra. Hanon e Ymilcon emprendieron dificultosos viajes al Océano occidental, explorando el primero las costas del Mediodía, y el segundo, desde Espa ña hasta Irlanda y las islas Scilly. Lo acaecido alos barcos japoneses y alos otros que anterior mente hemos citado sucedió a los navegantes fenicios, como lo refiere Diodoro Siculo: Cum africae, littora legerent, ingentibus ventorum procellis, ad longinquos, in Occeano tractus fuisse abreptos; tamdem ad insulam pervenisse ingentis magnitudinis, la cual no fue otra que América. Estos navegantes arribaron casualmente, y debido a un fuerte huracán, a la América, qui- zá después de los skrelligs, y fundaron pobla ciones en el litoral de la Florida, Méjico, Centro Ymérica y en las islas del mar Caribe, a quienes se debe parte de la civilización tolteca, perfec- cionada más tarde por los aztecas. Las ruinas que hoy se ven en Tehuantepec, las del valle de

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