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Aduana Real de Tenerife, que demarcaba su viaje a la isla de La Palma o de La Gomera, que pertenecen a las Canarias” (1). Fl año 1537 se internaron los soldados que pelearon contra el Tairona en el valle de Burita ca. donde después de haber vencido a los indios Marubare y Araburo, entraron en sus ranchos, v allí vieron multitud de objetos de origen ex tranjero, como jubones, camisas, hachas, palas, etc.; y preguntados los indios por aquellas co sas, dijeron que había llegado, hacía muchos años, un navío que naufragó en aquellas costas, y después de matar a los tripulantes, robaron cuanto encontraron en él. No se sabe qué barco fuese, ni de dónde venía, pues los indios no su pieron dar razón de ello; pero demuestran estos hechos que otros barcos, arrastrados por el viento, pudieron llegar a estas playas, lo mismo que llegaron aquéllos. La tercera emigración fue la fenicia. Ácos tumbraban los antiguos a fundar sus colonias cerca del mar, ya porque así les era más fácil la emigración a otras regiones, ya porque en la costa contaban con elementos indispensables para la vida, como eran el pescado y la sal. M ir vilio, el cantor de Eneas, héroe de Troya, nos lo hace aparecer en las costas de Italia, después de la destrucción de aquélla. Las poblaciones más importantes de la anti eñiedad, los monumentos más insignes de la ar quitectura y arte primitivos, están enclavados cerca de la playa; aún ahora observamos en la Oceanía la costumbre de construír las habita- ciones cerca del mar; en la misma China hay poblaciones enteramente. lacustres; y cuando la raza conquistadora entraba en un país, los habitantes de estas poblaciones se veían obliga dos a internarse y esconderse en la espesura de los bosques. (1) P. Gumilla.

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