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Me ha de_ permitir V. Reverendísima le ponga estas letras, y en castellano, porque ~eng? pnsa de desahogar mi corazón y enterarle de lo que creo deber hacerlo en conc1enc1a. Ya el 30 del próximo pasado mandé a V. Reverendísima mi contestación a sus letras del 20_, contestación dada en ~l mismo día que recibí aquellas Esta de hoy es para denunciarle un hecho que recele, y por desgracia he sabido hoy que ha sucedido como me sospeché, y que dice mucho para nuestra cuestión. El Provincial de_ la Magdalena, o sea, de la Provincia de Valencia (1), debió recibir el documento dicho como lo recibí yo. Ycomo es del Reverendísimo Uerena lo ha ocultado al Guardián del Convento como le ha ocultado otros documentos entre ' otros el que dirigió el difunto P. [Esteban de] Adoain a rodas las comunidades para vindicar su buen nombre, y cuya contestación fue a manos de V. Reverendísima, de todas menos de la Magdalena. Yno sólo esto sino que me recelo el que faltando a la Obediencia de lo prescrito por V. Reverendísima han de haber revelado el secreto escribiéndole al P. Llerena. Sí, Reverendísimo P., estamos muy mal. De los seis Conventos hay tres en los que mandan los hechuras y adictos al P. Uerena. Los ancianos que han estado 44 años su casa del siglo y que han olvidado y odian toda observancia regular, éstos no quieren más que al P. Llerena que ha sido y estado como ellos. Yo soy uno de tan os y mi opinión ha sido y es que ningún exclaustrado debe mandar. Soy Guardián porque el difunto P. Adoain se empeñó en ello, y al oír leer el nombramiento en el refectorio prorrumpí en llanto y tuve que salirme de él. La Religión necesita una cabeza, que sea un fraile instruido, de carrera literaria, j oven viejo, o dígase, anciano por su prudencia y experiencia, y que no haya salido de la Religión. No había más que el P. Adoain, al cual no querían los indicados, ni tampoco al único que queda, el P. Bemabé de Astorga, que a más de las condiciones indicadas tiene la que tanto se necesita hoy, la de político y bien relacionado con personas de valer. ¡Ay! cuánto daño ha hecho el Reverendísimo Llerena echando a éste de España al poco de principiar la restauración, y dando el golpe ab irato que dio al P. Adoain, deponiéndole de la interinidad de Comisario tan ignominiosamente; yo no negaré que esto le quitó, o influyó mucho al menos para quitarle tempranamente la vida. Eran su pesadilla, el primero, más que el filtimo. Yo quisiera, Reverendísimo Padre, que V. Reverendísima con el Definitorio se compadecieran de la Madre Religión en España, y que ya que no podemos lo que intentamos hace tiempo, unirnos al General en Roma; al menos hagan todo lo posible para que sea nombrado el P. Bernabé, que es el primero que intentó y trabajó por dicha unión. No, no deben esperar la resolución ni dictamen de los que hoy mandan; éstos no quieren lo que los individuos quieren o queremos, el bien común. De lo contrario pereceremos. • Regularmente el indicado Guardián de la Magdalena (Val~da) co1:1tes~á- a las letras de v. Reverendísima del 20, porque yo al interrogarle s1 las babia rec1b1do y contestándome que no, le he mandado las mías, por supuesto sin decirle que haga esto ni lo otro ni mucho menos lo que yo tengo contestado, mas que se entere y conteste a V. r~verendísima de la manera que tenga a bien. Aquí ha tenido desde el 25 del pasado hasta ~130 al P. Uerena, que ~ce que ni el Papa puede quitarle el Comisariato mientras exista la bula Inter grav10res; lo ha dicho delante de todos· yo aunque soy de opinión en la que me ha confirmado más desde que leí las le~s de v. Reverendísima de que el P. Uerena desde el ~ refiere al P. Félix de Valencia, comisario provincial nombr do por el P. llerena. 59
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