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in~o amigo del entonces presidente del Consejo de Ministros Cánovas del Castilla, qwen se hosP_e<:taba en c~sa ~~ dicho señor marqués a su paso por Bayona. A este sedor, pues, pidió fray Félix hiciese por conseguir del Presidente pernúso para fundar en el Norte, donde nos ofrecían una fundación. El marqués le hizo ver lo difícil del asunto, pero dijo q_ue lo intentaría. Y, en efecto, en una ocasión que tuvo hospedado en su c~sa al Presidente, de sobremesa le pidió el favor de que autorizase a los Capuchinos de Bayona para aceptar una fundación que les ofrecían en avarra. Al oír la propuesta y Nav~ra, se puso a reír el Presidente, y dijo al marqués: "Hombre, en Navarra, que todos son carlistas, de ningún modo; otra cosa seria si se tratase de fundar en Andalucía". Obtenida esta contestación, llamó el marqués a fray Félix, y contándole lo ocurrido le encargó que viesen los Padres si podían lograr alguna fundación en Andalucía. Ycomo todo, sin duda, era obra de la Divina Providencia, las gestiones que se hicieron dieron pronto feliz resultado, ofreciéndose fundar en nuestro antiguo convento de Antequera. Tomando con gran interés este asunto las autoridades y principales familias de dicha población, y en especial la joven prometida, y que luego fue esposa de Romero Robledo, ministro entonces de Gracia y Justicia, el cual fue el alma de este asunto. 38. Con este buen resultado se presentó en el Ministerio referido el marqués para tratar el asunto con el Presidente, y hallándose ausente éste, hizo ver al subsecretario lo que había tratado con Cánovas y su contestación favorable a autorizar una fundación de los capuchinos de Bayona en Andalucía; y que ofreciéndoseles fundar en Antequera, procedía pedir los informes a las autoridades de aquella población. Hízolo así el subsecretario, y sin tardanza llegaron favorablemente despachados los informes de todas las autoridades: eclesiástica, civil y militar; los cuales recibidos, y no hallándose aún en Madrid el Presidente, llamó el subsecretario al sedor marqués para decirle que todo estaba corriente, pero que él no tenía noticia ni orden alguna def Presidente sobre el asunto, por lo que habrían de esperar a su regreso. Replicó el marqués que ya le tenía dicho que estaba conforme con la fundación de los Capuchinos en Andalucía y que, por lo tanto, procedía extender la Real Orden. Así se hizo, y fue firmada por el Rey, apareciendo en la "Gaceta" la autorización al Padre Bemabé de Astorga y a los Capuchinos de Bayona para fundar en Antequera. (Acta convento de Antequera). En todo este asunto andaba interesado en entonces ministro de Gracia y Justicia, Romero Robledo, por complacer a su prometida, y, aunque sin figurar en nada, dirigía él todos los negocios. Los otros ministros, al leer en la "Gaceta" la Real Orden, de la que no tenían la menor noticia ( 3), acudieron en queja al Presidente, y éste al subsecretario~ al sedor (3) La Real orden está redactada en los siguientes términos: . "El Sedor Ministro de Gracia y Justicia dice con esta fecha al Sr. Obispo de Málaga lo que sigue. . . . . Enterado s. M. el Rey (q. D. g.) de su instancia presenta~a en este Ministeno por Fray Bemabé de Astorga, Religioso de la O~den Franciscana de M~~ores denominada vulgarmente de los Capuchinos, por s1 y a nombr~ ~ otros religio~s españoles de la misma Orden residente en Bayon~, en q_ue soliatan se les permita residir en Antequera, viviendo con arreglo a su Instituto, sm grav~~ alguno p~a_el Estado; y en vista del favorable informe de V. E. y del Gobernador Civil de la Pf?":°aa. . M. se ha servido resolver se manifiesta a V. E. que por parte ~e la Potestad Civil no hay incoñveniente en que residan los recurrentes en la cmdad de Antequera, haciendo vida religiosa con arreglo a las Constituciones de su ord • 145
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