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PARTE II: RELIGIOSO CAPUCHINO. CAPITULO I: EL CONVENTO CAP CHINO DE BAYO A. 27. Al empezar a narrar los hechos más salientes de mi vida religiosa quiero decir algo del convento de Bayona, mi casa madre, y al que el Rvdmo. Padre General fray Nicolás llamó "la perla de la Orden" y fue el semillero de donde sacó el Señor los primeros restauradores de ,la Orden en España. El fundador de este convento fue el Rvdo. P. fray Fidel de Vera, q~i~n se propuso tan ói'o corr su edificación el pr<:>Veer a s~s he~anos los rehgiosos exclaustrados de un asilo donde pudiesen conunuar su vida religiosa. 28. Para buscar solución a la dificultad de sustraer el convento a la jurisdicción del Provincial de Tolosa, a quien el territorio de Bayona pertenece, y que fuese exclusivamente fundación española y para españoles, el referido Padre, con su compañero fray Fennín de Ecay, a pie y vestidos con el santo hábito, se dirigieron a Roma para presentarse al Sumo Pontífice y al Rvdmo. Padre General. Obtenida audiencia del Santo Padre, y habiéndole expuesto el padre Fidel su pensamiento, el Papa lo aprobó y bendijo. Pero añadió: " o te limites a recibir a los Padres exclaustrados, con los que por su edad ya nada podrás hacer. Establece Noviciado y admite los jóvenes españoles que se te presenten". Satisfecho con esta autorización, el padre Fidel se presenta l Rvdmo. Padre General, quien así mismo le concedió amplia facultad para establecer el Convento y Novictado de Bayona, sujetándolo a su inmediata jurisdicción y declarándolo Convento Generalicio. Concediendo tan sólo al Provincial de Tolosa que pudiese visitarlo en calidad de Delegado del general. CAPITULO II: RECIBIMIENTO YDIFICULTADES PARA SU JNGRESO. 29. A este convento, pues, legamos Manuel Tomás y yo el 31 de marzo, como dejo dicho, y al llamar a la puerta y abrimos el portero, que era fray Fennín de Ecay, compañero del Fundador ya difunto, fue tan mala la impresión que yo recibí al verle con un hábito tan sumamente remendado, que hasta tuve pensamiento de no haberme quedado. Tentación que al momento desapareció con la vista y el trato del Padre Guardián [P. Marcial de Alza] y demás religiosos, que me causaron muy distinta impresión. Y es que no conocía yo aún el mérito de la santa pobreza, virtud en que tanto se distinguía aquel venerable religioso, tenido por todos como un Santo.[...]. Sufrimos luego un examen de latín y de las materias que habíamos cursado, y al día siguiente ya seguimos con los novicios los actos de la Comunidad. 30. Más tarde supe yo (por mi Padre Maestro fray Antonio de Tolosa) la dificultad que hubo para mi admisión, Porque el Padre Guardián, fray Marcial de Alza, al verme tan extenuado por estar aún convaleciente de unas calenturas intermitentes que tuve tres meses seguidos, no quería darme el santo hábito, temiendo no pudiese resistir la austeridad de la vida capuchina. Los Padres Consiliarios, y que eran el Padre Maestro Antonio de Tolosa y el Padre Lector Bernabé de Astorga, aunque opinaban lo mismo le convencieron de que era prudente de que yo mismo me ~s~diese de la imposibilidad de abrazar aquella vida y me fuese más conformado. S1gwo, pues, este parecer el Padre Guardián, y se dispuso todo lo necesario para nuestra vestición, que fue el día 12 de abril de 1874, Dominica in

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