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un dimirnos por otros medios sin tanta costa, y sin perder la vida el autor de ella, un exceso de amor fué entregarse á los tormentos y á la muerte por darte á tí la vida. Si estando un vil esclavo en la cárcel cargado de cadenas y sentenciado 4 muerte por sus enormes delitos,.pasase por la calle el Príncipe, y compadeci- do de aquel miserable pidiese con em- peño al Rey su Padre su libertad, de- mostraria con esta accion la ternura de corazon con que le amaba; pero ¿hasta dónde llegaria el exceso de su amor si por conseguir el perdon de aquel culpado volviese á la cárcel, le quitase las cadenas, se las pusiese á sí mismo, se ofreciese á morir por él, y efectiva- mente muriese y pagase por sus deli- tos! ¿Habria palabras bastante expresi- vas de la grandeza y heroicidad de este amor? ¡0 Rey celestial y Príncipe de la