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—- 200 — obras que las palabras, la limpieza que los sacrificios, y la humildad del que devotamente la pide, que la im- portuna locuacidad del «que -continua- mente «lo solicita.: Abrími boca y atraje el espíritu, decia el Real Profeta David. Los fervorosos deseos son la: boca del corazon; él habla por ellos y ellos ma- nifiestan delante de Dios la sencillez, la pureza, la humildad,:la verdad del que ruega, y en ellos descubre Dios tambien elinterés, el doblez, el engaño y la hipocresía «del que pide. ¡Ó cuán- tas veces se miénte la iniquidad 4 sí misma, aparentando en lo exterior una virtud, de que está vacío el corazon! El espiritu recto y sencillo pedia David á Dios, porque en «el que carece de está sencilla rectitud no entrará la divina sabiduría "ni el amor: de Dios. Debes, alma mia, para alcanzarle mortificar tus pasiones y refrenar tus apetitos,
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