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— 186 — hombre su propia voluntad por ganar á Dios, á quien'amando sobre todas las Cosas, y mas que á.sí mismo, niega su propia voluntad, y. ya no vive.en sí mis- mo sino.en Dios, Mira, pues, ahora, alma mia, á quien amas, y conocerás de quien eres. Exa- mina con diligencia tu corazon, y no te engañes á tí misma. No seas sierva del mundo, cautiva de la carne, ni esclava del demonio, sino de ta esposo Jesu- cristo. que se dejó azotar, coronar de espinas y morir en una cruz por hacer. te suya. Desata las prisiones de tu cue- Ho, cautiva hija de Sion: cobra tu antigua libertad rompiendo. para siempre las cadenas que te oprimian. ¿Cuál será mas honroso para tí, ser sierva y cautiva de la vanidad, ó servir á tu Dios, á quién servir es reinar? ¿No será justo que abandones todo lo terreno por reinar con: Cristo en perpétuas eternidades?