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— 182 — para dar vida á nuestras almas, como nos los impusisteis para comer el pan con que mantengamos la vida del cuer- po; pero no quisisteis sino darnos tan de valde la vida del alma, que la alcan zasemnos con suavidad y deleite, mandan. do que os amásemos. El amor suaviza y hace dulce la observancia detodos los demas preceptos. Todo lo venceel amor. El es faerte como la muerte. Esta acaba con todas las cosas transitorias, y aquel destierra todas. las impurezas, todos los desórdenes, todos los pecados, Ama, alma mía, y verás cuán suave es el señor y cuán ligero el yugo de su ley. Bendígote, pues, Ó Dios, padre de muestro Señor Jesucristo, padre de misericordias y Dios de toda consola- cion, que nos consolais econ vuestro santo amor en todas nuestras tribula- ciones. Con la gracia que se nos dá por: Jesucristo prometemos amaros