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MEDITACION SEGUNDA. Que el amor de Dios es vida de nuestra alma, Considera, “alma mia, que si Dios nos manda amarle: para que vivamos, el amor es indudablemente vida de nuestras almas. Pocas Ó ningunas co- sas aman mas los hombres que su propia vida. Por conservarla se abstiene el enfermo de los manjares mas sabro- sos, toma las medicinas mas desabri- das y amargas, permite que le saquen la sangre de sus venas y llega 4 con- descender á.que le corten la mano, el brazo 6 el pie, por conservar el todo. Cualesquier: trabajos, por grandes que sean, sufre el hombre por vivir. Los viajes mas dilatados hasta los términos de la tierra, las navegaciones mas pe-
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