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in ción ATA FA did UN = tender su pensamiento, para cuya ma- nifestacion bastaria una palabra? ¿Y qué privilegio tuve yo para no incurrir en esta desgracia? Ninguno. ¿Y qué peca- dos cometieron ellos para nacer mudos? Ninguno. ¡O Dios de bondad y de mi- sericordia! Mi lengua publicará eterna: mente tu omnipotencia, y jamás la em- plearé en desagrádarte! Pues considera tambien, alma mia, cuántos sordos, cuántos baldados, cuán- tos enfermos, cuántos pobres mendi- gos, cuántos tristes encarcelados, cuán- tos miserables cautivos gimen y se lamentan entre las oscuridades de un calabozo, bajo el grave peso de sus gri- llos y cadenas, ó en la penalidad de los dolores y enfermedades, en la fetidez de los hospitales, en la desgraciada suerte de andar de puerta en puerta, cubiertos de andrajos y de laceria? Cuán- tos ¡perseguidos y calumniados siendo