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— 129 — ó bebida. ¿Quién le dió á la lengua el don de la palabra? ¿Quién la concedió la voz por medio del aire y sus varios movimientos segun pasa por la lengua, los dientes y los lábios? ¿Por qué no hablan los animales estando adornados de labios, dientes, lengua, boca y res- piración? Mi'alma se humilla y recono- ce lamano del Omnipotente en la for- mación de mi cuerpo, y la obligacion de amarle por el grande henefició de la lengua. Prometo no emplearla sino en la confesion de mis desórdenes, y en las alabanzas del Señor. No es menos maravillosa la órgani- zacion de mis oidos. Ellos con su en- trada difícil y tortuosa hacen mas suave el sonido de la voz, y la armonía de los instramentos músicos: ellos dificultan y embarazan la entrada á los insectos que podrian perjudicarlos: y ellos con- servan la especie de un sonido, que 9