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— 120 — pero como si de él no usarais: sin apego de vuestró corazón á sus cosas: sin preferirlas 4 las del cielo, sino valiéndose de ellas para vuestra santi- ficación. Ricos eran de las cosas del mundo Abraham, Loth, Isaac, Jacob, David y otros muchos hombres ilustres del antiguo testamento: poderosos eran los Fernandos, Enriques, Eduardos y otros grandes reyes y emperadores: todos usaban de las cosas del mundo, pero no le servian, no esclavizaban su corazon al pesado yugo de las riquezas del mundo. Esto se prohibe por el Evangelio, aquello no. Dificil es, yo lo confieso, esta superioridad del espíritu “ entre las proporciones frecuentes que presentan los bienes del mundo para la satisfaccion de las pasiones; por eso, alma mia, es el partido mas seguro haberlo todo renunciado por Jesucristo. ¿Pero lo has hecho dé
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