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— 1145 — buenos y muerte para los malos. En la noche de su misma institucion lo comió Judas y murió eternamente. No porque comió cosa mala, sino porque él era malo y comió con malas dispo- siciones una cosa buéna. El que come este pan, vive eternamente, dice el Señor; el que come este pan con fe viva de la existencia de Dios en el Sacramentó y dice como el Centurion: Señor, yo no soy digno de que Vos entreis en mi casa: el que le come con una esperanza cierta de ser socorrido en sus necesidades, como el mismo Centarion cuando añadió: habla, Señor, y espero sin dudar que: mi «criado sa- nárá: el que le recibe con un amor entrañable, con una caridad ardiente, como la de David cuando decia: ¿qué tengo yo en el cielo, ni qué cosa hay en la tierra que arrastre mis deseos? Ninguna. Únicamente es el Dios de mi

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