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y pantanosos ,' insalubres , escasos de subsistencias , con el fin de consumir aquel exercito que no po- día vencer. Rara prudencia ! pero mal recibida del pueblo romano. Quanto no se habló contra Fabio ? se dixo de el que era un cobarde , un traidor , que no obraba contra Anibal por con» servarse en la Dictadura. Tenia enemigos en su mismo exercito , que juzgandose otros tantos Ale- xandros , deseaban poder mandar y dar la bata- lla. Lograron al fin desacreditar á. tan prudente General , y el Senado dividió el mando , y dió la mitad. del exercito 4 Minucio , Capitan que era de la Caballeria de Fabio. O Roma inprudente! come no adviertes tu proxima ruina? Minucio , Señores , el inconsiderado Minucio da la batalla contra el mejor Capitan. del mundo, Anibal pelea sabiamente , lo hace caer en una emboscada , ha- ce perecer la flor del exercito Romano , y el mis- mo Minucio iba á ser prisionero. Pero he aqui que el grande Fabio olvidandose de sus resenti- mientos personales , y atento solo al bien de la Republica , corre veloz al. socorro del inprudente Minucio + Bate , desordena y hace retirar á Ani- bal ; obligando á este á decir que aquel nublado que tantos dias habia tenido su asiento en los montes , no podia menos de desaogarse en una terrible tempestad. Ya Fabio no es traidor 3 ya es el mejor General de Roma; el mismo Minu- cio le da el dictado de Padre, y Roma lo col- ma de elogios. Yo, Señores , he hecho sin querer una pintu- ra de nuestras desgracias , efectos de nuestra in- paciencia y precipitacion. Nosotros, mas »fligidos que los Romanos , á vista de un enemigo mas cruel que Anibal , no hemos considerado , mi la