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91 Lo cual si constituye su gioria, enfoca también nuestra visién critica, que por benévola que sea no podra transigir con la falsedad. Pero al pintor, se me dird, bastale que interprete fielmente un estado psicolégico de su personaje. Es verdad, si por la fiel interpretacién se en- tiende que no ha de desmentir el artista lo demas que de la persona pintada sabemos, poniéndola en pugna consigo misma. El Greco ha estampado conjuntamente fisonomia, gestos, actitudes, afectos, impres'ones de Fran- cisco, habituales y momentdneos. Si por los tiltimos no le hacemos cargo, pues son al santo lo que el vestido que se pone 0 se quita, si, por los que no son fugitivos y vienen a constituir una cosa muy suya: tan suya que sin ella no reconoceremos a Francisco. * * & éQué debe al Greco nuestra desorientada pintura actual? En sus suciios de renovacién, en sus idealismos trascendentes, en su in- dividualismo desatado, en su desprecio de lo tradicional y conocido, en sus correrias a la conquista de la expresién, en sus audacias de color, en su menosprecio del dibujo, ensu amargura de espiritu, se acuerda a veces del Greco e invoca su ejemplo. Muchos criticos ven en él un precursor de la pintura del dia. EI horror al camino trillado es comtin a todos los que hoy manejan pinceles. Pero, huyendo del polvo dan unos en el precipicio, gastan otros sus energias en un ir y venir de judio errante, y siguen los demas los sen- deros dsperos 0 suaves que su fantasia les sefiala, distanciados unos de otros o formando pequefios grupos, que se mofan de los que siguen diferen- tes veredas. dCudndo se dard de mano a excentricidades y dejaremos de perder el tiempo por no consultar humildemente el buen sentido? EI amor a la libertad es en el Greco tan viva como en los pintores del dia. Con la diferencia de que en aquel no puede Ilamarse sino relativo el desdén de todo magisteriv. En estos el afan de novedades oculta muchas veces la falta de estudio continuado, la ignorancia técnica, la pereza incu- rable. Lo que en el Greco es alteza de pensamiento con su puntita de suti- leza, revela en la pintura actual la abstraccién sin jugo ni meollo muchas veces. Y lo que en ésta es impresién fugitiva y da como producto esbozos y obras inacabadas forma en el Greco un todo muy pensado, donde éI preten- de ver lo verdadero y lo bello. Sus mismos ensayos cromaticos, constantes, sucesivamente innovando o repitiendo, nos hablan del hombre satisfecho de haber hallado el término a que se dirige, sin saber cudl es en suma, la senda mas breve de los varias que conoce. No caerd sin embargo en el error de suponer que el colorido dispensa del aprendizaje del dibujo o en la fatui- dad de querer sustituir el volumen por la mancha. Como quiera que se piense acerca del arte del Greco, con sus princi- pios decadentes y renovadores, cuya alianza-es imposible, hay que decir

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