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50 del Obispo y este, levantandolo, lo besé y abrazo y pididé, a su vez, perdon. Y las paces fueron hechas. El Franciscanismo es trabajo, es pobreza, es humildad, es paz. Es alegria. Y aqui pasaré ligero, porque después de la leccién tan su- blime que escuchastéis el domingo anterior, sabéis mejor que yo, que el franciscanismo es alegria, y verdaderamente alegria, porque no hay cosa que alegre tanto como la pobreza, el trabajo, la humildad, la paz, cuando estas virtudes son acogidas con generosidad y por vo- luntad propia. El Franciscanismo tiene que ser alegre, porque solo por la alegria se va a Dios; Dios quiere que las obras de misericordia se hagan con alegria; Dios no quiere forzados. Dios no quiere nada a la fuerza, Dios quiere despreciados que gocen en el desprecio, gentes que busquen la pobreza y el anonadamiento por virtud, por seguir las huellas de Jesucristo, que nos ensefid esa pobreza, ese anonada- miento, ese desprecio. Ahora bien, tomad todas estas notas, trabajo, pobreza, humildad, paz, alegria, como otras tantas llagas y englobadlas todas ellas en la caridad, en el amor, y esto es el Franciscanismo. Caridad; pero la caridad mas aquilatada, asies como la comprendia San Francisco, segtin ya hemos visto. Tiempo después, uno de sus sucesores, San Buenaventura, habia de dar con precisién, en una oracién muy di- vulgada, las notas que ha de tener la caridad para ser perfecta: pura, serena, catdlica y apostélica; San Pablo sefiala asimismo las notas de la caridad, cuando dice que es paciente, que es benigna etc. Todas estas notas se ven en la Caridad de S. Francisco; imposibilitado de glosarlas todas, solo quiero fijarme en una de estas cualidades de la caridad: «Non'queerit quee sua sunt», no busca que prevalezca lo su- yo; la caridad verdadera, busca a Jesucristo, no busca su propia glo- ria, no busca su vanidad. Se llama a un catolico a militar en tal o cual accién, y aunque fracase y no triunfe, si tiene caridad bien ordenada, si Dios es glorificado en ella, aunque haya sido para él una humilla- cién, bendito sea Dios, dice, porque no busca lo que él quiere sino lo que Jesucristo quiere. Asi es la caridad de Francisco; no buscaba nada para él, nada para sus hijos; nosotros, a servir a los Sacerdotes, decia. No busca lo que es suyo; lo suyo, lo ultimo; la gloria de Dios, la gloria de la Iglesia, lo primero; él, un pobrecito, el menor de los menores. San Francisco no solo nos dejé su espiritu y su ejemplo, que viene a ser su ideal y su realizacién perfecta, sino que nos dejé algo

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