BCCPAM000532-6-26000000000000

19 al rastrojo, a los condores que se pierden en las alturas, como alos térmites que se esconden en las fibras de la madera envejecida; ala luz que todo lo descubre, como a la obscuridad que todo lo proteje; a la sana alegria tan franciscana y al dolor insano que el franciscanismo sabe convertir en alegria segtin las reglas dictadas a Fray Leon en el maravilloso didlogo con él sostenido camino de Sta. Maria de los An- geles, y que termina asi: «Sobre todas las gracias y todos los dones del Espiritu Santo que Dios concede a sus elegidos esta el de ven- cerse a si mismo y voluntariamente y por amor de Cristo padecer penas, injurias, oprobios y desprecios.» Es hora ya de terminar esta oracidn demasiado corta para dis- curso, y demasiado larga para plegaria. Al perjefarla, el concepto tri- nitario ha venido informandola y dandole estructura. La trinidad dimensional que hemos considerado en nuestra in- comprension, en nuestra rebeldia y en nuestra miseria, como estruc- turando el enorme obstaculo que oponemos a la voluntad de Dios; que _ luego hemos discernido en la verdad, la bondad, y \a belleza que integran el volumen psicoldgico de nuestro Ideal, y que estimamos en la pobreza, |a castidad, y \a obediencia de \a doctrina de Cristo como guién de nuestra conducta; que notamos claramente en los me- nores, en las clarisas y en los terciarios en el desenvolvimiento so- cial de su institucién, y, dentro de cada una, con aquella division triple también; de oradores, trabajadores y, predicadores, es trasunto de la devocién especifica de San Francisco a la Santisima Trinidad bien patentizada en el capitulo XVII de la primera Regla de su Orden, don- de ordena a sus frailes gue sobre todas las cosas deseen el temor de Dios y la divina sabiduria y el amor divino del Padre, Hijo y Espiritu Santo; cuyo sentido se repite en la exhortacién del capitulo XXI, en la amonestacién del capitulo XXII y finalmente en el iltimo capitulo que lleva por titulo, Oracién, alabanza y accion de gracias y termina con estas encendidas palabras, verdadero himno a la San- tisima Trinidad, el mds profundo, el mas piadoso, el mas filial de cuantos se han escrito, al decir del P. Hilarino de Lucerna: «En todas partes, en todo lugar. a toda hora y a todo tiempo, todos los dias y continuamente creamos todos nosotros verdadera y humildemente, y guardemos en nuesto corazén y amemos, honremos, adoremos, sir- vamos, alabemos y bendigamos, glorifiquemos y ensalcemos, engran- dezcamos y demos gracias al sumo y altisimo Dios eterno, Trinidad y Unidad, Padre e Hijo y Espiritu Santo, Creador de todas las cosas, salvador de todos los que creen y esperan en El y le aman, que es

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz