BCCPAM000532-6-26000000000000

18 Multitud de ejemplos surgen en los huertos franciscanos de las Tres Ordenes, como lirios en el campo abrilefio, pero por la sencillez categorica de su ejemplaridad destacase el conocido de los hermanos ladrones a quienes vencié a puro de generosidad y de carifio, al en- salmo de estas palabras dulces como aquella miel, suaves como aquel vino con que solia obsequiar en invierno a las abejas, para que no tu- vieran que sufrir frio buscando en el campo las florecillas para su_in- dustria segin relata Tomas de Celano, y con cuyas palabras nuestro Santo, invité a sus frailes a ganar el alma de los bandidos: «ld, les dijo Francisco, procuraos buen pan y buen vino, Ilevadlo al bosque, donde viven los ladrones y gritad en voz alta: Hermanos ladrones; venid aqui, que somos hermanos y traemos buen pan y buen vino. Al momento se presentardn. Vosotros extended luego un mantel sobre la tierra, poned encima pan y vino y servidles con hu- mildad y alegria, hasta que se hayan saciado. Después de la comida, habladles la palabra del Sefior y al fin rogadles que a nadie golpeen o maltraten en su persona. Y es que si luego al principio les pidierais todo, no os atenderian; pero de este modo os prometerdn lo que pe- dis, movidos de vuestra humildad y caridad. Al dia siguiente, en cam- bio de su buena promesa, llevadles ademas huevos y queso, con pan y vino, y servidles del mismo modo. Cuando esté la comida termina- da, decidles: Porqué pasdis todo el dia muertos de hambre y padecéis tantas contrariedades y ademas llevais a cabo tantas crueldades que — al fin perdais también vuestras almas, si no os convertis al Sefior? Mejor es que sirvais al Sefior y el os dara en este mundo todas las cosas necesarias para el cuerpo y un dia salvarad vuestras almas». En- tonces les inspirara el Sefior que se conviertan, en vista de la humil- dad y paciencia, que habéis mostrado con ellos». Amor a la naturaleza, E\ sentimiento de la naturaleza que sur- ge de su compasion es de raiz italiana. Dante, Bocaccio y Petrarca han sido sus mayores poetas; pero antes que ellos y de modo mas singular que ellos, Francisco de Asis lo concibié con mayor ternura, lo reflej6 con mayor viveza, y le dié la expresién mas ajustada a la esencia de este amor singular, es decir, la sencillez y la naturalidad. Todo lo que hay en la naturaleza; lo que se mueve y lo que esta quieto; lo que vive y lo que yace, todo es una grande familia de Dios. Asi llama hermanos y ama como hermanos al sol y a la luna: alas es- trellas y a los espacios; al agua y al fuego; a las nubes y a la ceniza; al lobo y al cordero; a las margaritas del campo y a las fieras de los cubiles; a los cedros; a las palmeras gigantes, como a las violetas y

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz