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17 meditacién franciscana, obsérvase también en su institucién social. En efecto: los menores, las clarisas y \os terciarios son tres di- recciones distintas de un mismo movimiento evangélico, de una mis- ma accién apostolica, de una misma voluntad de penitencia. Lo ideal convertido en real, la doctrina en vida, la predicacién en Fray ejem- plo, ese es el franciscanismo. La pobreza desposada con la verdad, la castidad con la belleza, la obediencia con la santidad, y todo ello fecundado por el ideal su- blime del amor y de la fraternidad universales, ese es el espiritu del apostol umbro que a través de siete siglos trasciende por permisién divina a lo mas selecto de ta sociedad actual cuyas ansias de regene- racion parecen exaltadas en los presentes dias, plenos de -remordi- mientos y tremantes de panico en la conciencia universal. Ese amor franciscano que es fiel trasunto de la doctrina cristiana e ideal ingente de los Evangelios actuaba tambien en tres direccio- nes: la de Dios, la del prdéjimo, yla de la naturaleza que son igual- mente las tres dimensiones afectivas dela Caridad, inseparables y conjuntas en el divino amor, como son inseparables las tres divinisi- mas personas de la Santisima Trinidad; y para derramarse por todo el mundo y trascender de él a otros ambitos de mas resplandeciente grandeza, labré los cauces de sus tres instituciones por donde hace ya ocho siglos corren las aguas mansas y fecundantes, cristalinas y puras, aguas vivas en fin cuyo manantial inagotable es la /uente se- llada del Rey Profeta. Amor a Dios, trino también, en pensamiento, palabra y obra. En pensamiento conmoviéndose, encendiéndose, inflamandose todo su ser en la meditacién segtin reza el Dante en la Divina Comedia: L’ un fu tutto serafico in ardore, \o que \e ha valido el sobrenombre del Serafin de Asis. En palabra con los Laudes de su vida, con el Te Deum de su pasion y con el Cantico al Sol de su glorioso transi- to. En obra, realizando fundaciones innumeras que desde la humilde Porcitincula irradian a través de los tiempos y de los espacios en templos de singular magnificencia y sobre todo en el templo vivo de su transverberacién y transfiguracion. Amor al préjimo en esa fraternidad de doble juego que consis- te no solo en hacer bien, sino en no hacer mal; exaltando las buenas cualidades del prdéjimo, no viendo las malas; disimulando las aparen- tes y defendiendo denodadamente a quien era objeto de juicios des- favorables; sintiendo una hondisima y tierna compasi6n por los peca- dores. 2

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